Hace algunos días que no escribo nada en mi blog, pero hoy lo hago con más ilusión que nunca, me siento delante del ordenador con ganas de empezar a escribir en un día muy especial. En el día 24 de diciembre, el día de Nochebuena. Pues, ¿qué mejor momento para publicar un cuento de Navidad que el día en que nace Jesús?
A todas esas personas que leen mi blog, deseándoles una muy feliz Navidad. Aunque la historia pasó hace muchos años, sigue viva en nuestros corazones, aunque hay que adaptarla un poco, ¿no creen?
Hace poco tiempo, aproximadamente un año, vivía en San Mateo, un pueblito del centro de Gran Canaria, una mujer llamada María. Era una persona humilde y buena, y estaba comprometida con un hombre llamado José.
Cierto día, mientras miraba el correo, descubrió que alguien le había enviado un extraño e-mail, procedía de Ángel, decía lo siguiente:
Querida María:
Estás embarazada del Hijo de Dios, pero no te asustes, todo saldrá bien. Es por obra del Espíritu Santo. Tú has sido elegida por Dios para ser su madre, y tu prometido José para ser su padre. Al niño que tengas deberás llamarlo Jesús.
Saludos desde el cielo,
Ángel
Al principio, María quedó sorprendida y asustada, no sabía muy bien qué pensar. ¿Debía aceptar ser la madre del Hijo de Dios? Era verdad que Dios le había prometido que todo saldría bien, y ella tenía mucha fe en Él. Finalmente, decidió aceptar, ella era la esclava del Señor.
A pesar de todo, cuando José se enteró de que María iba a tener un hijo, dudó, él ya no quería casarse con ella. Incapaz de decirle nada en ese momento para ella tan feliz, decidió callarse, aunque se durmió con la firme determinación de que al día siguiente se lo diría. Lo que él no sabía era que justo al levantarse recibiría un mensaje en el móvil que le haría cambiar de opinión, y empezar a considerar al hijo que tuviese María como hijo suyo.
El tiempo de preparación para la llegada del bebé pasó rápido y María y José casi no podían dominar su euforia, ¡iban a ser padres! Ya todo el pueblo estaba enterado y les deseaban mucha suerte a los futuros padres, aunque ninguno de ellos sabía quién era realmente el niño que descansaba en la barriga de María, únicamente algunos trabajadores, que ya esperaban con impaciencia al Hijo de Dios. Y llegó, pero no como todos habían esperado, pues en el último momento, José, que era profesor, tuvo que hacer un largo viaje hasta La Aldea, para impartir unas clases de informática. José se empeñó en que su mujer le acompañara, no podía dejarla sola en aquellos momentos, así que María fue con él.
María y José estuvieron viajando muchas horas en coche, María se sujetaba el estómago con fuerza y respiraba hondo, pues el dolor que sentía era casi inaguantable. Al fin llegaron, y se dirigieron inmediatamente al hotel más cercano, porque el hospital distaba a varios largos kilómetros. Pero al llegar allí les esperaba una desagradable sorpresa, no quedaban habitaciones libres, al parecer todas se habían llenado con un curso de informática que iba a dar un tal profesor José.
"¡Pero si yo soy el profesor José! Mi mujer está a punto de dar a luz, ¡tiene que quedar alguna habitación libre!"
"No la hay, pero podría hacer una excepción y dejarles la sala de masajes. Tiene muchas camas, pueden dormir en una. Y si desean podemos llevarles unas almohadas. Sólo hay un problema, allí duermen algunos de nuestros gatos, sería imposible echarlos ahora" La mujer miraba preocupada a la pareja que tenía delante, la compadecía.
"¡Muchas gracias, esa nos servirá!"
Después de apenas unos minutos, ya estaba la joven pareja acomodada en la sala de masajes, José colocó cuidadosamente sus almohadas bajo María y comenzó a hablarle, para tranquilizarla. Pero justo en ese momento, empezó a oírse, primero suavemente y luego más fuerte, el llanto de un bebé. Jesús había nacido.
Los gatos se fueron acercando lentamente al recién nacido, con curiosidad y ternura a la vez, parecían reconocer al Hijo del Señor. María, llorando de alegría, cogió al niño en brazos, sin saber que en ese mismo momento, el Ángel, ya enterado del nacimiento, le había enviado un WhatsApp a todos los trabajadores del pueblo, que horas después ya estaban en la sala de masajes, con pañales DODOT, lindos peluches o vestidos como ofrendas. Jesús abrió en ese momento sus hermosos ojos y miró alrededor, primero a los trabajadores y gatos, y luego a sus padres, que con alegría contenida, rieron.
Ya eran padres, y los padres, nada más ni nada menos, que del Niño Jesús, el hermoso Hijo de Dios.
Elena, es un cuento con mucha imaginación.Me ha encantado y lo he leído varias veces.
ResponderEliminarEl cuento es precioso y muy acorde con la actualidad.Espero que nos sigas deleitando con tus cuentos.
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