El hundimiento del Titanic no fue sólo una tragedia, también fue una historia de amor, de un amor irrompible, protagonizado por Isidor Straus, uno de los dueños de las tiendas por el departamento Macy’s, y su esposa Ida.
El matrimonio Straus viajaba en uno de los camarotes de lujo del Titanic cuando, en la noche del 14 de abril de 1912, fueron avisados que tenían que ponerse sus chalecos salvavidas y subir a la cubierta para abandonar el barco.
Ellos obedecieron la orden y se dirigieron a la cubierta B, donde los oficiales sólo permitían subir al bote a mujeres y niños, por lo que le prohibieron la entrada al Sr. Straus.
Todos los hombres que se encontraban en aquella zona del barco intentaron convencer al oficial del Titanic para que dejase a Isidor Straus acompañar a su esposa en el bote salvavidas, argumentando que era el hombre de mayor edad a bordo del Titanic (tenía 67 años), que era congresista de los Estados Unidos y que al resto de los hombres no les importaba que se le dejase embarcar para acompañar a su esposa. Sin embargo, el oficial no aceptó las propuestas e impidió que Isidor Straus se subiera al bote salvavidas.
Cuando el bote iba a ser lanzado al agua, Ida Straus se puso en pie y ordenó parar la maniobra para que ella pudiese salir del bote y quedarse a bordo del Titanic junto a su esposo, quien intentó convencerla para que continuase en el bote y salvase su vida.
En ese instante de locura, y ante el asombro de todos los presentes, Ida le contestó a su esposo: “Hemos vivido juntos durante 35 años, y juntos moriremos”, y saltó del bote a la cubierta del Titanic para reunirse con su marido. Se dirigieron a la zona de entrada al comedor, muy cerca de donde interpretaban sus últimas notas la orquesta y, sentados en dos hamacas, pidieron a un tripulante, el panadero jefe, que les atase los pies con una de las mantas porque querían morir juntos. Así lo hizo el tripulante, que fue uno de los supervivientes de la historia, y, así, tomados de la mano, fueron arrastrados por la furia del mar. Sus cuerpos nunca fueron recuperados.
Elena:Me he emociado mucho al leer esa "gran historia de amor que pasó en el Titanic"; espero sigas escribiendo y recordando esas histoias tan bellas que muchos ignoramos
ResponderEliminarA mi también me emocionó mucho, y creo que esa fue la principal razón por la que publiqué esta entrada. Creía que los protagonistas de esta historia merecían un lugar en este blog, y he decido otorgárselo (también porque soy muy romántica).
EliminarTodo lo relacionado con el titanic me emociona, es dificil comprender como ha cambiado el romanticismo en el transcurso del tiempo. Me encanta que sigan plasmados estas historias tan conmovedoras. Si sabes algun libro romantico a bordo del titanic avisame.
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